Dictamen sobre la obesidad infantil

La obesidad está ligada esencialmente a los malos hábitos alimenticios y niveles bajos de actividad física. Paralelamente a los comportamientos individuales, también se relaciona cada vez más con políticas sociales, económicas y de desarrollo, como aquellas relacionadas con la agricultura, el transporte, la planificación urbana, el medio ambiente, la distribución de alimentos, el procesamiento, el marketing y la educación.

En este contexto, tanto los gobiernos, como las sociedades, tienen obligación de contribuir al control de esta pandemia. Las políticas más eficaces serán seguramente aquellas que involucra a diferentes sectores gubernamentales, sociedad civil, el sector privado y otros interesados.

El sobrepeso y la obesidad, puntualizan Clohed Cirujanos, especialistas en cirugía bariátrica y bypass gástrico, han ido en aumento de forma espectacular en Portugal, afectando con especial atención, cada vez más niños y adolescentes. En el origen de esta situación parecen estar patrones de comportamiento alimentario en que se destacan consumos cada vez mayores de energía y calorías, azúcares, grasas y también de sal, junto con reducciones en el consumo de cereales completos y hortalizas (frutos incluidos).

Por otro lado, los niveles de actividad física son muy bajos en ciertos grupos, y Portugal entre los países con mayor prevalencia de sedentarismo de la Unión Europea. Esta tendencia provoca un aumento de la enfermedad y las muertes prematuras que traducen costos humanos elevados, así como un enorme impacto económico.

Los niveles de obesidad en la Unión Europea aumentaron entre el 10-40% en la última década. En particular, Portugal y otros países del sur de Europa muestran valores de sobrepeso en niños de 7-11 años superiores al 30%. Se estima que alrededor del 2-8% de los costos totales de salud en los países occidentales pueden atribuirse a la obesidad. Así, el abordaje de la obesidad es importante desde el punto de vista de la salud individual y colectiva, pero también en la perspectiva de reducción a plazo de los costos relacionados con los servicios de salud y del estímulo al crecimiento económico.

La OMS identificó la lucha contra la obesidad como una de las áreas prioritarias en Salud Pública y, por consiguiente, la acción sobre sus determinantes. La intervención sobre los comportamientos alimentarios y, en particular, el abordaje del exceso de peso, sobre todo entre los niños y los jóvenes, es una urgencia de salud pública, por lo que las iniciativas se deben enmarcar y articular con el Plan Nacional de Salud y con los objetivos del programa el enfoque integrado sobre los determinantes de la salud ligados al estilo de vida y del Programa Nacional de Combate a la Obesidad, del Programa Nacional de Salud Escolar y otros programas que integran el Plan Nacional de Salud.

Las iniciativas preconizadas en este plano se encuadran en tres áreas clave: los hábitos alimentarios, la actividad física y el peso corporal. La evidencia científica nos indica que para alcanzar estas metas y objetivos, deben desarrollarse estrategias a diferentes niveles:

La escuela y la familia: la promoción de la educación nutricional en la familia, en la escuela y en la comunidad; proporcionar alimentos y preparados alimentarios más adecuados y respetar la tradición alimentaria de carácter mediterráneo.

Medio ambiente local: desarrollar estrategias de información y motivar a la gente sobre la importancia de hábitos alimenticios saludables para su bienestar; promover políticas que mejoren la alimentación y promuevan la actividad física en la población de forma sostenible, comprensible y accesible; estimular la práctica de la actividad física, particularmente entre los jóvenes.

Servicios de Salud: hacer profesionales de la salud, en particular la atención primaria más capaces de identificar y hacer frente a los problemas de salud asociados con la alimentación; hacer sistemática la detección de individuos con problemas de sobrepeso y obesidad.

El lugar de trabajo: el desarrollo de proyectos adecuados de promoción de la salud laboral y la alimentación saludable y la actividad física; mejorar la adecuación de las opciones alimentarias disponibles.

Sector de la alimentación: crear contextos de colaboración con el catering, hoteles y la industria alimentaria para la promoción y distribución de alimentos que pueden entrar en el ámbito de una dieta saludable.

Evaluación y Monitoreo: supervisar la aplicación de los planes y evaluar los resultados obtenidos en el contexto de la estrategia.

En lo que se refiere a la obesidad infantil existen recomendaciones en el marco del Programa Nacional de Lucha contra la Obesidad, con vistas a su enfoque y prevención. En particular preconizando la intervención a nivel de la educación para la salud en la escuela, el establecimiento de normas y orientaciones para el suministro comida de la escuela incluyendo cantinas y comedores escolares, la participación familiar en la elección de alimentos adecuados, la promoción de las condiciones para el aumento de la actividad física de los niños y jóvenes, en la escuela y en su tiempo libre e incluso el establecimiento de normas y controles de las acciones de marketing de productos alimenticios dirigidos a niños.

También se reconoce que esta intervención comprensiva implica la intervención de varios «actores», desde los organismos públicos hasta el sector privado.

La evidencia científica no deja ninguna duda de que la publicidad de productos alimenticios dirigidos a los niños aumenta su consumo. Existen estudios, en particular de la European Hearth Network (2005) y de Hastings (2006) en la que se pudo identificar los efectos del marketing en el comportamiento alimentario de los niños.

A esto se añade el hecho de que los niños no tienen la capacidad de discernir entre publicidad y programación televisiva a ellas dirigida, en particular la programación infantil, lo que ya no sucede con los adolescentes. En algunos países europeos existe ya una restricción a la publicidad dirigida a los niños, sea cual sea su soporte.

A pesar de toda evidencia, las organizaciones representativas de la industria alimentaria siguen afirmando que el mejor camino sería el de la autorregulación, y esta es la línea en la que la Comisión Europea ha intentado llevar a cabo sus iniciativas.

La Organización Mundial de la Salud, muchas ONG del área de la salud pública y algunos gobiernos europeos consideran que la autorregulación puede ser un camino para la mejora de los perfiles nutricionales de los alimentos, para el control del tamaño de las dosis y para la publicidad dirigida a adolescentes y adultos, pero en el caso de los niños, la regulación por la ley sería la más adecuada y efectiva.

Por último, y en términos de análisis económico, comparando el coste por cada DALY ahorrado, la restricción a la publicidad es, con mucho, la acción individual más eficaz. En vista de la necesidad de incluir la salud en todas las políticas, consideramos deseable la existencia de límites inscritos en la ley, la publicidad de productos alimenticios dirigida a niños (hasta los 10 años de edad).